Truena su Corazón, retumba la tierra


Lo sostuvo entre su mano. Cerrando el puño. El corazón hervía. Su fuerza indomable se socegaba en torno él. Miró a su padre y bajando el martillo dijo – Dame la luz padre, y te serviré, siempre -. Altivo y orgulloso asintió. Él levantó el arma y por los cielos rugió la furia de su corazón. La tierra tronó en Jötunheim, temieron muchos. En midgard los bosques susurraron su nombre.

Y dos mil años después. En la tierra de plata, Argentina, muy al sur; bañada por el mar en su cara este, y también donde una luz alumbra el fin del mundo. Un argentino, que respondió al nombre de Jorge Luis Borges, comprendió el secreto de cual leyenda rodea las sagas del Norte. Y sin llamar el fuego de Sutur. Sin acudir al canto de Gjallar, escribió: “Thor no es el dios del trueno. Es el Trueno y es el Dios.” Truena su Corazón, retumba la tierra.

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