Día D, 6 de junio (2019)

Cada año que pasa deja la memoria un poco más abatida. Veo mi pequeña botella de arena, con sus decenas de miles de granos, contar los momentos que pudieron ser felices, para tantos. El parque de blancas cruces no dejó de ser triste, con todos estos años. El agua que lavó el caracol perdido entre los granos de arena, y aún la huella de sangre que cayó de una herida o de un muerto, no se quita.
Tampoco se lava con todo el canal de la mancha. 

Normandía, tierra de los hombres del norte. Lugar en donde las postales jamás llegarán a una puerta, nunca. Y los rumbos de miles de hombres se tiñen día a día. Tras el Día D. La libertad fue diferente. La camaradería penetró el muro de la tiranía. Y la cuenta regresiva empezó desde las 04:15 del día anterior. Para que el alba trajese cerca de 176.000 almas.
Todos reconociendo la palabra sacra:
Sacrificio.

Tenemos un vínculo con el 6 de Junio que no podremos dejar atrás. Incluso aunque pasen los años y todos los granos de arena de esas playas se olviden. Ni siquiera así dejaremos atrás el más de todos los derechos sagrados:
RECORDAR.

Ignacio Aldebarán




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