El hueco, el deseo.
Busca el infinito cuando abre los ojos, incluso si la
memoria no lo olvida, pasó. Pero si el recuerdo no acude, murió. Y resuena su
eco por el valle de la memoria, encerrado por las sombras del olvido.
En antaño llamó a contemplar al mundo. Sentirlo, verlo,
oírlo, gustarlo, palparlo, intuirlo y del todo evocarlo. Sirvió los hombres,
los dioses. Si cierra los ojos, esos infinitos ojos, ve el fin, ese hueco, el
deseo en tu memoria.
Ignacio Aldebarán
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