¿Qué muerte temer?
No temo la muerte prematura del encierro
frondoso. La causa menguante de las noches confundidas por días oscuros. La arremetida
sombra de la historia heroica cae por esta pereza que crece en nuestros
espíritus. La indignación maliciosa de vernos, tras muros, lejos de la plebe.
Ermitaños en montañas cuadradas. Llantos despiadados de soledad. Palpita la
distopía virtual de este modo que respira con los héroes menos pensados en esta
elegía. Donde el hambre cobra más terreno día a día. La conquista adversa de
una tierra sin hombres. Calles desiertas. Y valientes aventureros que buscan sobrevivir,
bajo el yugo y la injuria, sobrevivir, a un costo de ser ceniza entre paredes y
puertas cerradas. No le temo a la muerte prematura, a la que le temo es a la
muerte del letargo.
Ignacio Aldebarán 27-04-2020
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